sábado, 7 de julio de 2012

Un dragón en la sierra de Madrid


Relato de Meri Pelusa

Cuando hace 9 meses o así se propuso indagar la historia de nuestro lugar, yo comencé a hacerlo de Cercedilla, mi pueblo. Y me encantó encontrar esto... Espero que os guste ;o)

En la Sierra de Guadarrama (Gua der remel: río de las arenas), podemos encontrar una formación muy curiosa: los Sietepicos. Fue a finales de la Edad Media cuando se acuñó ese nombre, por su silueta, pero hasta ese momento era llamaba: La Sierra del Dragón. Está exactamente situada entre el Puerto de la Fuenfría y el Puerto de Navacerrada. Y desde hace mucho tiempo, se cuenta esta leyenda:

Resulta curioso imaginar que, quizás, más cerca de lo que pensamos, habitó un ser mitológico tan fantástico como un dragón. 

En Cercedilla, lugar romano de paso en la mítica Vía Antonina -unión de Titulcia con Segovia, vivió un animal volador gigante, llegado desde Anatolia, en un viaje de más de trescientos años.

Los dragones son seres fabulosos que permanecen en el imaginario colectivo y que han sido representados en la Historia de diferentes formas según la concepción cultural: serpientes aladas malévolas de cuatro patas, como la que preside la Puerta babilónica de Ishtar, o seres benévolos como los chinos o japoneses, símbolos de buena fortuna y sabiduría.

Antes de que Hispania existiera, un dragón recorrió el mundo en busca de la fuente de la eterna juventud. Su única pista para encontrarla era que el lugar se encontraría señalado con una veta de cuarzo puro. Con las garras de la pata izquierda arañaba sin descanso cualquier piedra volcánica que llamara su atención, pero no hallaba nada. Así, con los años, los golpes le fueron provocando heridas profundas y el territorio por explorar parecía no acabar. Al fin, un día, llegó hasta Anatolia donde se paró, por primera vez, a descansar.
Un anciano pescador del lago Baofeng se acercó lentamente hasta el animal con su primitiva barca de bambú, apesadumbrado porque el bello ser parecía moribundo. El viejo faenador le contó la historia que había oído a sus abuelos: la fuente de aguas mágicas existía y se encontraba en tierras muy lejanas. Rodeada por pinares se escondía una gruta tallada en granito y en su parte más profunda lucía la roca de cristal de cuarzo puro. El dragón levantó el vuelo y jamás regresó.

Mil noches tardó el buscador alado en llegar hasta el corazón de la Península Ibérica y unos cientos más en encontrar la gruta que el pescador le había indicado, en el lugar que hoy conocemos como Cercedilla. Cuando por fin la halló, bebió de sus aguas, transformándose en roca y conservando así su apariencia para siempre.
Con esta metamorfosis asombrosa, se formó la Sierra del Dragón, hoy conocida como los Siete Picos. El macizo montañoso recuerda, sin duda, a la cresta que los dragones portan en su espalda y representa la historia que, de tan fabulosa, pudiera ser verdad.

Todo aquel que se atreva a buscar la fuente mágica en Cercedilla debe saber que, al igual que el dragón, conservará su juventud gracias a la transformación en piedra, un precio muy alto que no todo el mundo está dispuesto a pagar.

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